Con plumas y brillos encendieron la bohemia santiaguina y latina entre la década del cincuenta y setenta. Luchando contra los prejuicios de la época fueron conocidas como la Dinastía Ubilla en el mundo del espectáculo santiaguino.
Crecieron en una modesta casa en el Barrio Franklin de Santiago. La mayor de las hermanas, Isabel, fue quien comenzó en la senda de la performance. Con una belleza deslumbrante, pero además con talento vocal, audicionó en el Teatro Ópera, donde buscaban mujeres para los shows del “Bim bam bum”, revista chilena que presentaba variados espectáculos artísticos de entretención en la que se presentaron decenas de vedettes tanto chilenas como extranjeras.
Así, Isabel dejó su trabajo como empleada en una empresa textil, para dar paso a una nueva vida, donde llegó por recomendación de la actriz Iris del Valle: “Yo tenía 17 años y no supe negarme al consejo de Iris. Llegué allá sin saber a lo que iba. Me encontré con puras argentinas altas y flacas que andaban piluchas. Alguien me pasó un traje de baño. Tiritaba de miedo (…) Con lo que ganaba apenas me alcanzaba para mí, así que me pareció una buena oportunidad para surgir», comentó en Revista Ya de El Mercurio en octubre de 2011.
Isabel comenzó desde papeles secundarios, actuaba en tercera fila como corista, y poco a poco fue aprendiendo de las argentinas que tenían más experiencia en el medio artístico. Tras un tiempo en el Teatro Ópera, fue la primera chilena en alcanzar un papel protagónico en la famosa revista musical “Bim bam bum”. Su padre, al enterarse del trabajo de su hija, la castigó severamente, sin embargo, su carrera seguía en ascenso.
Tras su conquista del medio, fue invitando a sus hermanas a las tablas, compartiendo el éxito con ellas. Así, se sumaron Elba “Pitica” Ubilla, logrando rápidamente la fama por su belleza y talento en el baile, pues se había perfeccionado en los talleres del Teatro Municipal. Años más tarde se sumaría Carolina, quien con quince años se presentó en la escena artística del Teatro Ópera, pero quien tras sentirse con el estigma de ser “la hermana de las Ubilla”, decidió migrar y continuar su carrera en el extranjero.
Raquel fue la cuarta Ubilla en presentarse en las tablas. Abandonó sus estudios a los dieciséis años para dedicarse a las artes escénicas y si bien frenó su carrera algunos años para instalarse en España junto a su marido, al tiempo regresó a Chile para seguir en el “Bim bam bum”, brillando como sus hermanas.
Estas cuatro hermanas son lo que podría decirse, la primera generación de una familia de artistas, posterior a ellas fueron ingresando al medio las mellizas Angélica y Elizabeth, Bibi, Soledad, María Verónica, Nieves, Carmen y Anita, y así también primas y sobrinas del clan, haciéndose espacio en un medio mal visto en la época, pero en el que llegaron a brillar y que hoy las hace importante de la historia de las artes escénicas de nuestro país.
Hermanas Ubilla
Vedettes
Fuente(s):
El Mercurio
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Urbatorium
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La Tercera
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