Manuela Infante es una de las figuras más innovadoras del teatro chileno de la última década, pues siempre ha presentado el escenario como un espacio de resignificación de la vida misma, donde su búsqueda creativa tiene como objetivo sembrar una dramaturgia feminista.
Preguntándose constantemente por los constructos culturales que determinan lo real y cuestionando la historia a través de piezas como “Prat”, “Juana”, “Cristo” y “Xuárez”, hoy sus preguntas (siempre vinculadas a la filosofía) son más ontológicas que epistemológica, preguntándose por la humanidad, básicamente. Una interrogante que la ha tenido leyendo, probando y ensayando distintas maneras de reinventar su disciplina, que hoy día tiene un eje fuera de lo antropocéntrico, que la llevó a trabajar con las plantas, las piedras y también las mujeres como analogías que ya no resisten más este sistema, así que decidió ponerlas en escena.
Es hija de un astrónomo y de una ingeniera civil. A los dos años se fue con su familia a Canadá, allí estudió partituras de violín pues siempre le gustó mucho la música. Fue hija única hasta los cinco años y después llegaron sus tres hermanos. Desde pequeña hacía siempre shows en la casa de su abuela, se juntaba con los demás niños de la cuadra o la familia, y en todos los cumpleaños hacían algún tipo de puesta en escena. En Chile estudió en el colegio Saint George, donde se inscribió en su primer taller de teatro. En aquel taller, dice Manuela, algo se despertó. Antes de su paso por el taller, se sentía inclinada a estudiar filosofía, pero siempre le gustó la música también, por lo que decidió dejarlo un poco al destino, pues postuló a Música y Teatro en la Universidad de Chile y a la Universidad Católica, quedando seleccionada en la escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Sin embargo, durante sus estudios, vivió ciertas crisis por querer estudiar música también, allí su madre fue fundamental pues la impulsó a terminar lo que había comenzado, obteniendo el grado de Licenciada.
En 2001 junto a sus compañeros crearon la compañía Teatro de Chile, con quienes al año siguiente estrenaron la obra “Prat”, en la que se presentaba una revisión friccionada de algunos episodios en la vida de Arturo Prat, convirtiéndose en un revuelo mediático por la reacción de diversos medios de comunicación, de la familia descendiente de Arturo Prat y de personas ligadas a las Fuerzas Armadas, quienes presentaron un recurso de protección en contra de Manuela Infante y la compañía Teatro de Chile.
Algunos años después, en 2005, se fue a Holanda a hacer un magíster en crítica cultural. A la mitad del magíster invitó a su compañía Teatro de Chile a ir a Holanda pues estaba pensando una obra y el plan era conseguir fondos. A la invitación llegaron cuatro compañeras con las que trabajaron en la obra “Cristo”, que estrenaron en inglés en Ámsterdam, con una escenografía hecha con cajas de cartón.
Con la compañía Teatro de Chile realizó doce obras en sus quince años de trayectoria. Junto con esta compañía alcanzó reconocimiento nacional e internacional. En 2014 fue la primera mujer en ser nombrada Directora Artística de la Muestra de Dramaturgia Nacional de Chile.
Luego de la disolución de la compañia creó de forma independiente las obras “Loros Negros”, “Xuarez” (2015), “Estado Vegetal” (2017) e “Idomeneo” (2018). Ha sido merecedora de la distinción Mejor Obra del Año del Círculo de Críticos de Artes de Chile con “Xuarez” y “Estado Vegetal” (2017), del premio Altazor a Mejor Dramaturgia y Mejor Dirección con “Narciso” (2006), del premio Nuez Martín con “Xuarez”, y del premio Stükemarkt 2019 en el Theatertreffen Berlin con “Estado Vegetal”.
En 2019 fue invitada con sus obras “Estado Vegetal” y “Realismo” a la 47 Bienal de Venecia de Teatro. Su trabajo ha sido presentado en Alemania, Bélgica, Holanda, Irlanda, España, Italia, Suiza, Estados Unidos, Singapur, Corea, Japón, Uruguay, Perú, México, Argentina y Brasil. Ha coproducido con Festival Santiago a Mil (Chile), Festival de Modena (Italia), The Watermill Center (EE. UU.), Hebbel am Uffer (Alemania), FIBA (Argentina), TheaterWorks (Singapur) y KVS (Bélgica).
Ha escrito dos obras de teatro infantil, “El Corazón del Gigante Egoísta” (2016) y “Ayudándole a Sentir” (2017).
Como siempre le gustó la música, ha desarrollado el diseño sonoro de la mayoría de sus producciones, además tiene dos discos con su banda Bahía Inútil: Stand Scared (2011) y Bahía Inútil (2015).
Recientemente se estrenó en Finlandia la serie de su coautoría “Invisible Heroes” (2019), producción de YLE Finlandia y Parox Chile.
Fue docente en la Universidad Católica, sin embargo, la misma docencia la llevo a dejarla pues con el movimiento feminista estudiantil, sintió que sus estudiantes la impulsaron a la tarea radical de repensar “situadamente” su lugar en el teatro y en la academia misma. “Les debo giros significativos en mi mirada crítica sobre mí misma. Ellas son las culpables de que decidiera salirme de la academia, algo que me venía haciendo ruido hace rato. No me interesa por ahora trabajar en contextos académicos, me parecen opresivos y bastante muertos”, explicó.
Desde 2020 se encuentra trabajando en su siguiente obra “Cómo convertirse en piedra”, desde su mirada de un teatro post-antropocéntrico y no humanista.
Manuela Infante
Dramaturga, directora, actriz y música
1980
Fuente(s):
Teatro A Mil
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Memoria Chilena
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Nave
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