Durante las décadas del sesenta y setenta, la danza experimentó un gran desarrollo profesional en nuestro país, de la mano de reconocidas y reconocidos bailarines y coreógrafos que formaron a más de una generación. Recordada por los llamativos trajes que utilizaba y por querer explorar una faceta del baile que no estaba totalmente trabajada en Chile, Sara fue una de las artistas que impregnó esta disciplina con su impronta y particular trabajo.
Bailarines, músicos, actrices y actores pasaron por los talleres de Sara Vial, bailarina que en cada montaje que creaba ponía de manifiesto su espíritu transformador, siendo danza en cada gesto suyo, en cada expresión artística, en las que manifestaba y daba a conocer cuál era el mundo en el que estaba viviendo. Sara lideró un grupo particular de artistas que lucharon, con mucho esfuerzo y dedicación, para poder ser reconocidos dentro de la escena nacional.
Sara Vial nació en Santiago, el 29 de septiembre de 1939, en medio de una familia profundamente conservadora. Su educación escolar la realizó en el Colegio de las Monjas Ursulinas y, posteriormente, estudió literatura y piano. Sara siempre sintió un profundo interés por la danza, queriendo explorar su lenguaje y manifestación de forma más técnica y formal. Es así como se incorporó al Taller Coreográfico de Las Condes, dirigido por la bailarina Joan Turner, profesora de la Escuela de Danza de la Universidad de Chile. El paso por este taller fue un puerta de entrada para que Sara se introdujera definitivamente en el mundo de la danza, ya que, posteriormente, se integra al Ballet Popular y participa en las “Jornadas de Arte para Todos”, programa de difusión cultural que realizaba la Universidad de Chile y que tenía el apoyo del gobierno de la Unidad Popular y del Presidente Salvador Allende.
Después de haber vivido estas experiencias, Sara decide realizar estudios profesionales de danza, por lo que ingresa a la Escuela Coreográfica Nacional del Ministerio de Educación y estudia Pedagogía en Danza con la bailarina Malucha Solari. Sus deseos de enriquecerse del lenguaje artístico de la danza la motivaron, de manera paralela, a ingresar a un taller de danza experimental de la bailarina y coreógrafa Gracia Figueroa, que se realizaba en el Museo Nacional de Bellas Artes. Además, en su recorrido como estudiante, queriendo abarcar diversos estilos e impregnarse de nuevos aprendizajes, se integra a los Seminarios de Música Antigua de la Universidad Católica y al Coro de Cámara de la Universidad de Chile.
Posteriormente al Golpe de Estado, Sara queda artísticamente aislada y comienza a investigar sobre las danzas del Renacimiento, siguiendo la línea de estudios de Danzas Históricas que había comenzado con Joan Turner en la Universidad de Chile, centrando su trabajo en la Orquesografía de Thoinot Arbeau. Ya para el año 1976, funda el Taller de Danzas Antiguas, estableciendo vínculos con el Conjunto de Música Antigua de la Universidad Católica, con Syntagma Musicum y el Conjunto MusicAntigua. En Isla Negra se realizan las Primeras Jornadas de Música Antigua, significando el primer encuentro entre músicos y bailarines, en el que diversos músicos ponían su interpretación al servicio de la danza.
Estos vínculos que Sara empezó a generar le permitieron traer a Chile a renombrados bailarines internacionales, como al bailarín y actor especialista en música barroca, Jack Edwards, que viajó a Chile en 1979, ofreciendo talleres y seminarios para bailarinas y bailarines chilenos. Ese mismo año Sara se contactó con la historiadora de la danza y coreógrafa Elizabeth Aldrich, quien junto a Chales Garth, fundaron el Historial Dance Foundation. Sara viaja a Nueva York a perfeccionarse a esta fundación y luego, en 1980 invita a Aldrich y Garth a Chile a dictar un seminario en la Escuela Moderna de Música de Santiago, además de ser invitados a montar la obra “Le gratie d’amore”, una coproducción del Taller de Danzas Antiguas y el Court Dance Company de Nueva York, obra que se presentó en el Teatro Oriente y en el Teatro Municipal de Viña del Mar. Esta obra fue filmada por Filmocentro y fue tanta la relevancia del montaje que gracias a las gestiones de la profesora Aldrich, la grabación se encuentra disponible en las principales universidades estadounidenses que tienen programas de danza y continúa siendo utilizada como material para la enseñanza de la historia de la danza.
Entre los años 1979 y 1987 Elizabeth Aldrich y Charles Garth vinieron anualmente a Chile, interesados en contribuir en el Taller de Danzas Antiguas de la Universidad de Chile.
Entre 1983 y 1987 Sara es becada por Aldrich y Garth para estudia en el International Early Dance Institute, en Baltimore, iniciando sus conocimientos en danza barroca con la profesora inglesa Wendy Hilton, y ya para fines de los años ochenta, viaja a Francia para estudiar con la especialista en danza barroca Francine Lancelot, directora de la Compañía Ries et Danceries. En 1992, también es becada por la Fundación Andes para investigar las danzas barrocas inglesas de John Weaver, con el Conjunto MusicAntigua.
El vasto conocimiento y formación que Sara tuvo le permitió ser docente y maestra en distintas instancias. Fue docente de la asignatura de Danzas Antiguas de la Universidad ARCIS; participó como coreógrafa, junto a la bailarina Bárbara Uribe, en la producción “Otelo” de Shakespeare, en “Las Precios Ridículas” y “Sganarelle” de Moliere, para el Teatro de la Universidad Católica y en “Madame de Sade” de Mishima, para la compañía de Andrés Pérez. Sara además fue jurado, entre los años 1984 y 1987, de los Encuentros Coreográficos UC, creados y dirigidos por Luz Marmentini.
En sus últimos años como directora del Taller de Danzas Antiguas, Sara se dedicó a perfeccionar y transmitir sus conocimientos de danzas barrocas y del Sistema Feuillet a un grupo de bailarinas que estudiaban con ella, ya que debido a una enfermedad que la aquejaba comenzó un proceso de ir traspasando sus conocimientos respecto a la danza, lo que concluye con designar a Sonia Araus como su sucesora.
Uno de los últimos sueños de Sonia fue ver la ópera “Dido y Enea” de Henry Purcell puesta en escena, deseo que se cumplió con la dirección artística de Jack Edwards, la dirección musical de Sylvia Soublette y la dirección coreográfica de Sonia Araus. Esta ópera se presentó en el Museo Nacional de Bellas Artes, en el Teatro de la Universidad de Chile y fuera de Santiago, incluso fuera del país. Sara muere el 23 de octubre del 2000 en Santiago, momentos antes de la última presentación de la ópera en el Teatro Nacional de Buenos Aires.
El acabado estudio que Sara realizó se convirtió en un aporte inigualable a la historia de la danza en Chile y en América. La agudeza y profesionalismo impregnado en su trabajo académico y formativo, así como en las coreografías que creó, le valen un reconocimiento internacional que ha dejado una huella importante en esta disciplina artística.