Conocida como la “dama de blanco” en el barrio Lastarria del centro de Santiago, en donde vive desde los años ochenta, esta gran artista sorprende a las vecinas, vecinos y transeúntes del sector por el ímpetu artístico que posee y que la lleva a bailar, actuar, recitar y cantar en cualquier momento, ya sea tomándose un café, comprando en el almacén cercano o paseando a sus queridos perros. Siempre de blanco, esta leyenda de la improvisación y la performance, es reconocida como una de las bailarinas independientes más destacadas del país. Vicky Larraín se ha destacado dentro de la danza nacional por las innovadores y -a veces- controversiales puestas en escenas que ha creado con los años, convirtiéndose en una maestra de la coreografía contemporánea.
En un video homenaje realizado por el Ministerio de las Culturas, Vicky comenta que no tiene idea de cómo llegó a la danza, ya que a ella desde siempre le gustó bailar, actuar y comunicar desde que tiene uso de razón, y que incluso desde su nacimiento estuvo conectada con el baile, ya que su madre se encontraba bailando flamenco cuando comenzó a sentir las contracciones que la anunciaban al mundo.
Vicky estudió Historia del Arte y Coreografía en la Scolla Cantorum de París y luego decidió estudiar danza-teatro en el Instituto Coreográfico Henry Street Playhouse de Nueva York, bajo la dirección del maestro Alwin Nikolais. Además, aprovecha su estancia en el país norteamericano y entre 1970 y 1974 toma talleres con Richard Schechener, director del Performance Group. Vicky forma parte de la compañía de Nikolai en EE. UU y luego de radicarse en Suiza, fue contratada por la compañía de Lindsay Kemp, con quien montó las obras “Sueño de una noche de verano” y “Lorca”. Siguiendo su aventura por Europa, toma un taller intensivo con Pina Bausch en Suiza, con Carolyn Carson en Francia y, finalmente, con Meredith Monk de vuelta en Nueva York.
Después de más de diez años fuera, vuelve a Chile en el año 1982 y se dedica a trabajar en la formación de nuevos bailarines y en la creación artística. Primero, junto a un grupo de actores y bailarines formó el Grupo Calle, dedicándose a la danza teatro y trabajar la técnica de la improvisación y los movimientos abstractos de los cuerpos por medio de la danza. Con los años, el Grupo Calle pasó a llamarse Compañía Teatro del Cuerpo. Hicieron su primera presentación en 1986 en la población La Legua, estrenando la obra “In Memoriam”, dedicada a los profesionales degollados durante el régimen militar, José Manuel Parada, Santiago Nattino y Manuel Guerrero.
En 1987, Vicky es invitada al Festival Internacional de Teatro de La Habana y fue contratada por la Compañía de Danza Contemporánea de Cuba para realizar clases de composición e improvisación. Una vez que Vicky vuelve a Chile, siguió con el Teatro del Cuerpo creando y dirigiendo obras como la adaptación de “La casa de Bernarda Alba”, en 1990; “América 500 años, en 1992; “Guernica”, en 1993; “Jaula uno, ave dos”, en 1996; “La Taberna” en 1997; “El cuerpo en el barro”, en 1999; “Tiempo de ensueño”, en 2001; “Chaplin”, en 2002; “Fugitivas”, en 2005; “Santa María de Iquique”, en 2007; “Violeta Parra”, en 1998; “Cuerpo a través” en 2001 y “Shock” en 2014.
El trabajo creativo de Vicky como coreógrafa y directora teatral obtiene diversas distinciones y premios en nuestro país, como, por ejemplo, el Premio a la Trayectoria del Teatro de la Universidad de Chile, el año 1996; la Beca del Fondo de Apoyo del ex Consejo de las Artes para la obra “Jaula uno, ave dos”, en 1997; una nominación al Premio Altazor el año 2000 por la obra “El cuerpo en el barro”; el Premio a la Trayectoria 2015, del ex Consejo de las Artes.
La búsqueda de Vicky por seguir obteniendo conocimientos y profundizando el aprendizaje de diversas disciplinas artísticas, la llevó a explorar la escritura y la relación entre el cuerpo, el movimiento y la tecnología, siendo considerada la primera coreógrafa digital en Chile, además de incursionar en la performance, a través de diversas intervenciones urbanas. Vicky profundiza estos nuevos conocimientos de manera formal y en el año 2011 obtiene la licenciatura en Cine Documental en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano y luego, en 2014, obtiene el grado de Magíster en Dirección Teatral de la Universidad de Chile.
El mundo creativo de Vicky logra expresar un sin número de emociones y sentimientos que viven dentro de la artista, y que se relacionan con las problemáticas contemporáneas que han afectado a la sociedad chilena, poniendo en escena, por medio de controversiales montajes, temáticas que afectan la cotidianidad de la población, pero utilizando un lenguaje artístico performático y que va viajando por un vaivén de sensaciones que evocan sus obras. “El cuerpo en el barro”, obra premiada y elogiada de Vicky, mezcla el teatro con la danza y busca representar cómo la contaminación se transforma en un ente que encarcela la libertad humana. La trayectoria de Vicky Larraín nos permite comprender la danza como un instrumento que habla desde la profundidad del sentir del ser humano, y que el arte está en cada espacio, en cada esquina y en cada movimiento que surge de nuestros anhelos sociales.
Vicky Larraín
Bailarina
1950
Fuente(s):
Memoria Chilena
,
El Desconcierto
.