Ilustración: Sol Díaz
Biografía: Gabriela Albornoz

Virginia Roncal

Bailarina

Virginia Roncal fue una prodigiosa bailarina de ballet chilena, que se formó en la Compañía de Ballet Nacional Chileno. Formada además en la escuela alemana de Uthoff y Jooss, Virginia se convirtió en una de las bailarinas nacionales más reconocidas durante las décadas del cincuenta y sesenta, recorriendo el mundo con sus múltiples presentaciones, producidas por las distintas compañías de danza.

La academia de danza del Ballet Nacional Chileno fue fundada por los bailarines alemanes Ernest Uthoff, Lola Botka y Rudolf Precht en el año 1941. Estos tres artistas llegan a Santiago un año antes, llamados por el Instituto de Extensión Musical de la Universidad de Chile, una vez que el Ballet Jooss, al cual pertenecían, se disolvió. Ernst llega como director, Lola como bailarina y Rudolf como primer bailarín, y los tres artistas dieron forma al conocido ballet. Virginia, una vez que termina su escolaridad, decide realizar estudios formales en el Ballet Nacional Chileno, en el cual comenzó a destacar durante la temporada de 1943-1944, con su interpretación en las obras “Aída”, “Danza de la Victoria” y en “Hämsel y Gretel”. Virginia continuó interpretando papeles al alero de Uthoff, participando en obras como “Don Juan”, en 1949 y “Petrouschka”, en 1952, entre muchas otras. Además, en el año 1948, el maestro Kurt Jooss vino a Chile a montar sus ballets más importantes y reconocidos, entre los que se encuentran las obras “Juventud” y “La Mesa Verde”, en los que Virginia se lució como primera figura de la compañía.

Virginia viajó a Francia durante la década del cincuenta, en donde vivió por siete años, integrando la Compañía Grand Ballet Du Marquis de Cuevas en París, estancia en la que su técnica se fortificó considerablemente. Con la compañía realizó giras por todo el mundo y compartió escenario con estrellas internacionales de la danza, como Rosella Hightower, George Skibine, Rudolf Nurejey, Alicia Markova, entre otros.

Posterior a su paso por Francia, Virginia vuelve al Ballet Nacional Chileno y ocupó el puesto de primer bailarina, participando en todas las grandes obras del ballet, como “Milagro en la Alameda” de 1957, dirigida por Uthoff ;“Divertimento Real”, dirigida por Heinz Poll en 1961 o “Diseño para Seis”, realizada en 1960 bajo la dirección de John Taras. En el Ballet Nacional trabajó Lola Botka, Rudolf Petsch, Elly Hermansen, Patricio Bunster, Rosa Célis, Maritza Parada, Eugene Valukin. Helena Poliakova, Edgardo Hartley y muchas y muchos otros bailarines reconocidos de la época.

Virginia siguió bailando y trabajando en el Ballet Nacional Chileno hasta el año 1975, para después mudarse a Holanda, en donde hizo clases de danza clásica en la Academia de Danza Holandesa, que prepara a las y los bailarines del Ballet Nacional Holandés. Virginia formó a decenas de generaciones de bailarines, hasta el año 1994 en el cual se jubiló, volviendo a Chile a reencontrarse con sus antiguas y antiguos compañeros.

Sin duda, Virginia nos ha dejado un legado invaluable en la historia de la danza nacional y su enorme aporte y meticuloso trabajo disciplinar es una herencia para las nuevas generaciones que tuvieron la fortuna y el placer de aprender de una maestra y artista innata como ella.