Gracia Barrios se convirtió en parte de una generación de artistas que encontraron en la pintura un medio para expresar los idearios de una sociedad en cambio. Nació el 27 de junio de 1927 en Santiago, en el seno de una familia cargada de un capital cultural invaluable. Su padre fue el escritor, ex director de Bibliotecas, Archivos y Museos y Premio Nacional de Literatura, Eduardo Barrios. Por otra parte, su abuela materna fue Adela Rodríguez de Rivadeneira, quien formó parte del club de lectura de Amanda Labarca en 1915 y su madre la pianista Carmen Rivadeneira.
Desde muy pequeña Gracia exploró la escritura y el arte, lo que la llevó a tomar clases con Carlos Isamir cuando aún se encontraba estudiando en el colegio y luego comenzó a asistir a clases vespertinas en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Teniendo tan solo 14 años, Gracia recibe una medalla honrosa del Salón de la Sociedad de Bellas Artes de Santiago.
En 1943, Gracia decide formalizar sus estudios de artes, entrando a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile. Sus maestros fueron Augusto Eguiluz, Pablo Burchard y Carlos Pedraza. Ese mismo año, Gracia conoció al pintor chileno José Balmes, quien le fue presentado en un taller artístico por Enrique Lihn. Generaron una relación sentimental y de profunda colaboración artística. Los artistas se casaron en 1952 y en 1957 tuvieron a Concepción, su única hija.
En la década del cuarenta, Gracia formó parte de la agrupación artística Grupo de Estudiantes Plásticos, de la Universidad de Chile, colectivo que buscaba la actualización y mejora del proceso de enseñanza del campo artístico nacional. Desde el Grupo, organizaron diversas actividades donde se buscaba poner a circular y difundir diferentes prácticas y discursos artísticos que no se estaban trabajando en el ámbito académico.
En 1953, Gracia inicia su trayectoria académica, siendo nombrada ayudante del Taller de Dibujo del profesor Carlos Pedraza, y ya en 1957 fue designada profesora de la Escuela de Artes de la Universidad de Chile, cargo que ejerció hasta el año 1973.
En los sesenta, Gracia formó parte del Grupo Signo, que comenzó a explorar con la abstracción y el posimpresionismo en la pintura, influenciados por el movimiento informalista europeo, planteando la posibilidad y necesidad de que el arte y los artistas ejercieran un rol político acorde al contexto de la época, abandonando la pintura de caballete. En la década de los setenta, retomó el camino de la pintura figurativa, destacando obras de gran formato que representaban la contingencia histórica del momento, por medio de multitudes anónimas que representaban al pueblo chileno y latinoamericano. A lo largo de su obra, Gracia escogió trabajar con las representaciones de la condición humana, así como los sueños, anhelos y sufrimientos de mujeres y hombres.
Gracia fue una activa participante de los diferentes procesos de transformación social que se vivieron en Chile desde la década de los sesenta, aportando con sus obras y perspectiva artística tanto a la Reforma Universitaria como al programa político de la Unidad Popular, en donde llegó a entablar una amistad con Salvador Allende. Gracia fue parte de un grupo de más de treinta artistas que contribuyeron con obras para la inauguración del edificio de la III Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo en el Tercer Mundo (Unctad III), inaugurado en el año 1972, donando el tapiz llamado “Multitud III”, el cual estaba inspirado en la Unidad Popular y el muralismo mexicano.
Con el Golpe de Estado de 1973, junto a su marido José Balmes y su pequeña hija tuvieron que partir al exilio en Francia, en donde vivieron por casi diez años. Todas las piezas que formaron parte de la colección de la Unctad III desaparecieron después de la instalación de la Junta de Gobierno en aquel edificio, pero fue redescubierto y luego donado al Museo de la Solidaridad Salvador Allende.
Durante el exilio, en 1974 participó en la obra “Quelle heure peut-il etre à Valparaíso”, de Pablo Neruda, en el Teatro Nanterre-Amandiers, junto a la actriz Marés González y José Balmes. Además, junto a su marido formaron parte de la Brigada Luis Corvalán, después llamada Pablo Neruda, con los cuales fueron invitados a realizar murales en diversos países de Europa. Cuando Gracia regresó a Chile trabajó como profesora en la Escuela de Artes de la Universidad Católica, durante los años ochenta. Desde 1994 fue profesora en la Universidad Finis Terrae, carrera docente que finalizó algunos años después.
Su obra ha sido internacionalmente reconocida, siendo premiada y exhibiendo su trabajo artístico en Argentina, México, Colombia, Estados Unidos, España, Francia y Japón. Además, Gracia fue extensamente galardonada en Chile, en distintos círculos de arte de Santiago, pero su mayor reconocimiento nacional le fue otorgado el año 2011, cuando se le entregó el Premio Nacional de Artes Plásticas, en donde se destacó su trayectoria por la “incesante búsqueda de la condición humana y por la relación del ser humano con sus contextos existenciales e históricos”.
Posterior al Premio Nacional, Gracia comenzó a tener episodios de pérdida de memoria de manera progresiva, por lo que se retiró formalmente en el año 2013. Falleció el año 2020 producto de una condición pulmonar, siendo enterrada en el Cementerio de El Totoral junto a su esposo.
El legado artístico de Gracia quedará siempre en la memoria histórica del país, y sus hermosas palabras reflejan la relación que ella tenía con la pintura:
“La pintura es un arte impertinente, sin pudor, queda, está ahí siempre, y esto que podría ser tan lejano a mi temperamento me seduce, me place que así sea. En la vida cotidiana estoy siempre perceptiva, asimilando todo silenciosamente hasta que me paro frente a una tela y lo boto con toda valentía, sin autocensura ninguna”.