¿Quién no sintió curiosidad al ver por primera vez esas piedras brillantes y de distintos colores que algún conocido trajo desde las minas? María Martner no fue la excepción cuando su familia que trabajaba en Copiapó, le acercaron los minerales para que ella de pequeña jugara, y de grande se siguiera maravillando con los minerales, tanto, para llevarla a trabajar con ellos.
Gracias a esta fascinación entró a estudiar química por un tiempo, interesada en el ramo de mineralogía, aunque lo dejara, pues el arte se llevó toda su atención. «Me hubiera gustado estudiar mineralogía, pero en esa época no era bien visto que una señorita estudiara lo relativo a las minas».
Desde 1941 a 1945 estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile.
En 1945, casada con el médico Francisco Velasco, también pintor y escritor, se traslada a Viña del Mar a la escuela de Bellas Artes. Reservada como era, permitió que su amigo Pablo Neruda, a quien le había presentado sus primeros mosaicos en piedra, la ayudara a organizar su primera muestra de arte. La artista recuerda: «Tenía mi taller desde los 13 años pero no se me pasaba por la cabeza la idea de mostrar mi trabajo. Neruda se encargó de conseguir la sala (la del Ministerio de Educación), hacer el catálogo y todo».
Sin embargo, su arte ha sido sometido al anonimato, pues durante la dictadura, su familia sufrió el destino de cualquier simpatizante de izquierda. Hoy en su estudio se pueden ver sendos vitrales dedicados a la Vicaría de la Solidaridad.
«Yo sentí en carne propia lo que él vivió. Mi marido estuvo preso tras el Golpe. A mi hijo lo torturaron. A mi hija, María Eugenia, la estuvieron persiguiendo, se salvó por milagro […] Durante la dictadura se me negaron salas donde exponer porque sabían que yo estaba en contra de los milicos”.
En 1977 viajó a California para estudiar la técnica del vitral y comenzó a experimentar con el diseño de estructuras en las que utiliza piedras semi-preciosas laminadas y cobre de distinto grosor.
María Martner hizo gran parte del arte de las casas de Neruda y, más importante, es la autora de murales entre los que se encuentran tres monumentos nacionales “Vida oceánica” en Playa Ancha, los del Balneario Tupahue en el Cerro San Cristóbal; y el de “La Independencia de Chile”, en el Parque Monumental Bernardo O’Higgins de Chillán.
María Martner es una de las pocas mujeres que pudieron contribuir al muralismo chileno, ya que se opuso a la tradición académica Sus obras se caracterizan por enmarcarse en un contexto recreativo, conmemorativo, político y de importantes proyectos urbanos, alejándose de obras de carácter religioso. Los murales de la artista, inspirados muchas veces en la historia de Chile y muchas otras en su geografía, son íconos de las ciudades en donde los realizó.
Falleció el 22 de junio de 2010 en Valparaíso.