“Me habría resignado a vaciar sólo en mi universo doméstico mis anhelos de creación, si un hecho fortuito, sin importancia aparente en sí, no hubiera encendido la chispa inicial del que debía ser mi destino”. Estas palabras de Marta Colvin reflejan la importancia que tuvo en su vida el haber desarrollado aquella faceta artística que llevaba dentro y que no tenía conocimiento de su existencia. Con un carrera que parte sobre la edad promedio, Marta, haciendo un giro radical en su vida, se erigió como una de las escultoras más importantes del país y dejó un legado artístico y académico invaluable.
Marta Colvin nació en Chillán, el 22 de junio de 1907. Nieta del poeta e inmigrante irlandés James Colvin, y además descendiente de chilotes, se casó a sus cortos 16 años con el agricultor Fernando May Didier, con quien tuvo tres hijos. A los años de casada, se encuentra fortuitamente en la calle con quien habría sido su profesora de dibujo cuando pequeña, la escultora Noemí Mourgues Bernard, quien le entregó greda y materiales para que modelara una figura por primera vez en su vida. A medida que iba creciendo su inquietud artística crea el Grupo Tanagra, junto a otras mujeres dueñas de casa, con las que comenzaron a explorar distintas expresiones artísticas y en el que comenzaron a aprender de escultura de manera autodidacta.
La vida de Marta cambia profundamente después del terremoto de Chillán de 1939, ya que su casa quedó completamente destruida, por lo que se tuvo que mudar a Santiago junto a sus hijos. Una vez instalada en la capital, Marta ingresa a estudiar a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, desde donde egresa como escultora en el año 1945.
Marta comenzó a recibir reconocimiento por su trabajo y fue becada por el Gobierno de Francia para estudiar dos años en la Academia Grand Chaumiere, entre 1948 y 1949. Además, realizó un curso de Historia del Arte en el Museo Louvre y otro de Estética en la Sorbonne, de la Universidad de París. Luego, sería becada por el British Council para estudiar en el Slade School de la Universidad de Londrés, donde trabajó con el escultor F.E. Mac William. Estando en Inglaterra conoció al escultor Henry Moore, quien era su supervisor de estudios. La influencia de Moore en Marta se hizo notar, ya que fue este escultor el que le enseñó a valorar la cultura prehispánica y trabajar con elementos propios de esta tradición, lo que la llevó a realizar diversos viajes a Perú y Bolivia en búsqueda de elementos que inspiraran su trabajo.
La obra de Marta incluyó técnicas como el tallado en piedra, el vaciado en bronce y el desbaste de madera, predominando, en el comienzo de su trabajo, la figura humana, la que pronto evolucionó en un estilo de escultura en la que buscaba manifestar y simbolizar las fuerzas y energías presentes en la naturaleza de manera abstracta, plasmando en sus esculturas la constante búsqueda de las formas y simbologías que representan a Sudamérica.
Marta también desarrolló una trayectoria docente en paralelo a su formación como artista. Su paso por la universidad fue bastante fructífero, ya que antes de egresar, en 1943 fue nombrada ayudante del Taller de Escultura del maestro Julio Antonio Vásquez, en 1950 fue escogida como profesora auxiliar del taller del profesor Vásquez y para el año 1957 fue nombrada como profesora titular, cargo que desempeñó hasta el año 1972.
Marta desarrolló gran parte de su trabajo artístico en Francia, lugar en el que vivió por más de treinta años, en donde logró integrarse al circuito artístico al ser representada por la Galerie de France. Su talento artístico fue reconocido a nivel internacional, obteniendo premios en Europa, Asia y América del Norte y del Sur, y también en Chile. En 1965 ganó el Premio Internacional de Escultura con la obra en piedra llamada “Las torres del silencio”, la que luego fue adjudicada por un instituto belga, quedando expuesta en el Museo de la Escultura al Aire libre de Amberes.
El mayor reconocimiento nacional lo recibió el año 1970, cuando ganó el Premio Nacional de Arte. Además, le fue otorgada la Medalla del Congreso Nacional, en el año 1970, y la Orden del Mérito Docente y Cultural “Gabriela Mistral” en 1989. Sus obras se pueden encontrar en ciudades como Ámsterdam, Osaka, París, Santiago o Talca.
En 1990 regresa a Chile y para el año 1993 se organizó en el Museo Nacional de Bellas Artes una exposición retrospectiva de su obra. En el año 2007, su familia donó su archivo personal al Museo Nacional de Bellas Artes y en el año 2010 se instaló el museo Marta Colvin, a un costado de la Universidad del Bío Bío, con parte de su historia, su obra y con un parque de sus propias esculturas.
Marta Colvin
Escultora
1907 - 1995
Fuente(s):
MNBA
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Wikipedia
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Portal del Arte
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