Incomparable y auténtica, cantante del amor y desamor, el deseo y el goce, de la complicidad del afecto, de lo mundano y lo trascendental. Rompió esquemas, causó polémica y abrió camino para un montón de artistas que se inspiraron en ella.
Cecilia Pantoja Levi, nació en el sur de Chile, en la localidad de Tomé y cuando apenas tenía 19 años, logró debutar como solista con su talento y carisma, rompiendo cánones estéticos y estereotipos. Cecilia La Incomparable se plantó en el escenario con su pelo corto, sus pantalones y su voz inmensamente auténtica y potente y nunca nadie más pudo sacarla de ahí.
Cuenta —en entrevista con Ruidosa— que su primera guitarra fue hecha por un amigo. Era una guitarra chiquitita y pesada, para ella un gesto genuino e inmensamente bello. La cantante cuenta que inmediatamente pudo empezar a reconocer acordes y notas musicales que le permitieron traducir en sonido las melodías que tenía en su cabeza.
Inició su carrera musical cuando estaba en sexto año de humanidades, en un paseo de curso en el cual, en el marco de una penitencia, la incitaron a cantar. Desde ese momento no dejó de mostrar su voz y talento. Fue luego de ese momento que lideró su primera banda, Los de Tomé.
En 1962 grabaron su primer disco “Muchacha Triste y Solitaria” y luego de un año, lanzó su carrera solista, debutando en los escenarios de la mano del sencillo “Uno de tantos”. De ahí en adelante su carrera solo fue en ascenso. Fue una de las estrellas más importantes de los años sesenta y el rostro irrefutable de la Nueva Ola. Hoy no es solo un referente de la música, Cecilia es un ícono.
Si bien interpretaba canciones de otros artistas mientras que paralelamente creaba sus propias canciones y melodías de forma exitosa, fue a finales de los sesenta en que tuvo que reinventarse y logró más éxitos a raíz de las —ya históricas— reversiones de Violeta Parra (Gracias a la Vida) y Víctor Jara (Plegaría a un labrador).
El Golpe de Estado la sorprendió en un periodo de su vida en que se desarrollaba en espacios más adultos, como centros nocturnos y, desde ese entonces, esos escenarios se convirtieron en un refugio para la supervivencia artística de Cecilia y de tantos otros músicos y músicas.
Cecilia no ha dejado de sacudir y remecer con su talento y sus sencillos. Actualmente no ejerce en los escenarios, pero esta implacable artista nunca ha dejado de resonar en diferentes generaciones. Cecilia siempre renace, siempre existe y siempre es recordada por sus pasos de baile, sus canciones y sus besos de taquito.