Su escuela fue su propio hogar, las fiestas sociales que se realizaban desde que ella era pequeña la mantuvieron siempre cerca de la música, despertando una gran pasión por los sonidos, lo que la llevó a convertirse en la primera mujer compositora y directora de coros en Chile. Esta precursora de caminos fue Marta Canales.
Nació en Santiago en 1895. Su familia, los Canales Pizarro, vivía en una casa en calle Rosas que fue un verdadero centro cultural. Por ella circularon muchas personalidades de la música. Marta creció en este ambiente y así su formación musical fluyó rápidamente. Su «oído absoluto» le permitió dominar varios instrumentos como el piano y el violín, aunque fue en la interpretación de este último donde más se desarrolló.
“A los cinco años ya tocaba violín de oído y podía distinguir que un vendedor callejero voceaba su mercadería en La mayor. Mis estudios regulares de violín los realicé con el maestro italiano Luis Cervino y con los primeros violines de las orquestas de la época a quienes mi padre contrataba año a año para que me enseñaran”, dice un testimonio de la compositora registrado en un artículo de la Revista Musical Chilena.
A los once años se presentó por primera vez en público tocando el violín, sin embargo, no duró mucho tiempo más tocando este instrumento, pues sufría siempre de fuertes dolores de cabeza y la colocación del instrumento cerca del oído agudizaba este mal. De no mediar esta situación podría haber llegado a ser una excelente virtuosa.
En los salones de la calle Rosas, se reunían músicos de todo tipo. Sin embargo, la mayor contribución de estas reuniones musicales fue la organización de la Sociedad Coral Santa Cecilia, destinada a divulgar los polifonistas clásicos y darlos a conocer entre los aficionados. Esta Sociedad Coral fue la precursora de importantes iniciativas posteriores. En estas tertulias «Chez Canales» —como simpáticamente las denominaban varios de sus concurrentes— se reunieron muchos de los impetuosos y visionarios jóvenes que formarían, en 1917, la Sociedad Bach.
Marta Canales participó con dinamismo en la música coral y de cámara que se hacía en estas reuniones musicales y creó con sus hermanos un cuarteto de cámara destinado al estudio de los clásicos. Los integrantes de este cuarteto fueron: Ricardo, cellista·, Laura, su hermana mayor, pianista, alumna de Bindo Paoli; Luisa, arpista, alumna de Josefina Pelizzari de Grazioli, y María, pianista, alumna de Roberto Dunker.
Ya adulta, comenzó sus estudios de composición con el profesor Luigi Stefano Giarda y en 1920 recibió el encargo de escribir una misa por parte de la Comisión del Congreso Eucarístico. Esta se estrenó en la Catedral de Santiago bajo la dirección de Armando Carvajal. Posteriormente, la composición sacra fue editada por Ricordi en Milán.
Su principal actividad fue la composición y, luego, la dirección coral. Marta Canales fue la primera directora que se presentó en el teatro Colón de Buenos Aires con un coro de 120 voces.
Junto con difundir la música en esos años, repitió lo que había vivido en su infancia, transformando su casa en centro de tertulias musicales.
En 1936 recibió el premio de la Exposición Iberoamericana de Sevilla. Entre sus obras destacan “Madrigales Teresianos”, “Misa de Navidad” y obras de inspiración gregoriana. Entre las no religiosas destacan sus “Canciones de cuna” y “Cantares chilenos”, resultado de una investigación sobre el folclore aplicada a música coral.
El trabajo coral iniciado por Marta a una edad muy temprana culminó con la fundación, en mayo de 1933, del coro “Amalia Errázuriz”, primer conjunto femenino dedicado a la polifonía sacra y, en 1944, del coro “Ana Magdalena Bach”. La principal actividad desarrollada por estos coros consistió en su participación en conciertos y ceremonias sociales, públicas y privadas.
Su hogar paterno también se caracterizó por una profunda religiosidad, por lo que el cultivo de la música sacra fue para ella una consecuencia natural y espontánea. Marta se sintió, además, predestinada a un convento. Según sus palabras: «tenía lo religioso metido en el alma». Profesa una verdadera veneración por Santa Teresa a quien dedicó una de sus creaciones más queridas, “Madrigales Teresianos”. El manuscrito de esta obra fue obsequiado en agosto de 1975 al Monasterio de Carmelitas Descalzas de los Andes, quienes, en agradecimiento, la nombraron hermana de su confraternidad (que en la práctica significa que participa de los deberes y derechos de una monja activa).
Marta Canales
Compositora
1895 - 1986
Fuente(s):
Revista Musical Chilena
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