Ilustración: Sol Díaz
Biografía: Valentina Basáez Rodríguez

Miryam Singer

Soprano, arquitecta y directora de ópera
1955

Su camino musical fue largo. Aunque a corta edad presentó problemas en las cuerdas vocales, persistió y hoy es una gran figura del canto lírico y la ópera, llevando su voz a diversas partes del mundo y luchando por la democratización del arte. Así se ha ganado un lugar en la historia de la música la soprano Myriam Singer.

Nació en la oficina salitrera Victoria, en 1955. Su padre era alemán y llegó a Chile escapando del régimen nazi en 1939. Estudió Ingeniería en Chile y en el norte conoció a Dolores González, con quien se casó. Tuvieron cinco hijos que crecieron en Vallenar. 

Miryam siempre estuvo cerca de la música, pues su madre tocaba el piano y su padre era un aficionado a todas las artes. Desde pequeña desarrolló el gusto por la pintura y el canto. En palabras de la propia artista: «Nací dibujando y cantando. Recuerdo mi primera presentación en público a los cuatro años, y mis primeros dibujos a los cinco años. Tengo una formación en el sonido y en el espacio, entonces yo me conecto con ambas dimensiones de la ópera desde mi ADN”.

A pesar de que su primera opción de estudio siempre fue el canto, cuando llegó con 17 años a Santiago a postularse al Conservatorio de la Universidad de Chile, tuvo que relegar de esa opción por un problema que mantenía en sus cuerdas vocales. Decidió, entonces, postular a la carrera de Arquitectura, también en la Universidad de Chile. Pero, producto del Golpe de Estado de 1973, la Facultad cerró sus puertas, lo que trajo consigo la imposibilidad de terminar sus estudios. En 1974, Miryam parte junto con su esposo, el ingeniero Miguen Nussbaum, a vivir a Israel, en donde se mantuvieron por cuatro años, primero en un kibutz y luego en Tel Aviv, donde el único lujo que podía darse era ir a los conciertos de la filarmónica de la ciudad.

Para el año 1978, Miryam y su familia deciden volver a Chile, en donde se reintegra a la carrera de Arquitectura, esta vez para finalizarla. A pesar de que en 1982 logró concluir sus estudios universitarios en arquitectura, desde 1980 era discípula de la maestra de canto Clara Oyuela en el Conservatorio de la Universidad de Chile, lo que le abrió importantes oportunidades con las cuales decide seguir nuevos rumbos. De la mano de sus dos hijas y su esposo, viaja a Suiza y Estados Unidos. Mientras él estudiaba su magíster y doctorado, ella siguió cultivando el canto, primero con la maestra Boone en Atlanta, luego con Aila Ernst en Zurich y finalmente con Sara Corti en Milán.

Producto de su experiencia y su imparable deseo de aprendizaje, en 1984 debutó como soprano, bajo la dirección del maestro Juan Pablo Izquierdo. Desde ese momento, Miryam comenzó una fructífera carrera de soprano, protagonizando algunas obras como “Cosi fan tutte” de Mozart, “La Traviata” de Verdi y “Tosca” de Puccinni, entre muchas otras. Se presentó durante más de 25 años en el Teatro Municipal de Santiago y en el Centro de Extensión Artística y Cultural (CEAC) en diversas óperas y roles. El año 1994, Miryam fue premiada como Mejor Cantante de Ópera por la Asociación de Críticos de Arte de Chile. Un año después comenzó su carrera como directora, escenógrafa y diseñadora de vestuario de obras como “Las bodas de Fígaro” de Mozart, “Madame Butterfly” de Puccinni y el debut en Chile de “Orfeo” de Monteverdi.

El trabajo de Miryam se ha visto enriquecido por su formación de arquitecta, permitiéndole experimentar el espacio y el arte como conjunto, siendo de las primeras en innovar con el uso de recursos multimedia y audiovisuales. Además, su compromiso con acortar la brecha de acceso al arte ha sido su bandera de lucha, buscando acercar el mundo de la ópera al público general, gestionando presentaciones en diferentes espacios, como la estación de Metro Quinta Normal, el Teatro de la Oficina Salitrera Humberstone, la Quinta Vergara de Viña del Mar, el Parque Araucano de Las Condes y la Plaza de Armas de Santiago, entre otros.

El año 2020, Miryam fue seleccionada como la cuarta mujer en ganar el Premio Nacional de Artes Musicales, por su compleja y completa labor artística, su trayectoria y su compromiso social con el acceso al arte, a la música y a la belleza.

Fuente(s): 

La Tercera

Academia Chilena de Bellas Artes

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