Fundó coros, conjuntos y orquestas de música. Hizo carrera como compositora, cantante, instrumentista, directora coral, gestora cultural y pedagoga, recibiendo numerosos reconocimientos y premios a nivel nacional. Sylvia Soublette fue una mujer fundamental para el desarrollo de la música del siglo XX.
Sylvia nació en Viña del Mar el 5 de febrero de 1923. Su incursión por la música comienza por una familia aficionada a las artes y las humanidades. Su abuela materna era pianista y compositora, su madre cantante. Ellas, entre otras personas, la inclinaron y la iniciaron en la música.
Formaba conjuntos y agrupaciones con sus familiares y amigos, donde ella tuvo la posibilidad de crear y arreglar canciones. Además, en su infancia y juventud estudió canto en la Academia Santa Cecilia, escuela ligada al Conservatorio de Música de Valparaíso.
Durante esa época tuvo contacto con Federico Heinlein, compositor y periodista chileno, que le enseñó de literatura, música y filosofía. “Para que nosotros aprendiéramos estilo, él hacía una cosa bien interesante: nos juntábamos y él tocaba una obra en piano, o sino con un chelo o con un violín y nos hacía escribir qué nos parecía la obra, si nos parecía interesante, de qué período era, de qué estilo. Eso podrá parecer una tontera, pero fue una cosa fantástica, porque nos ayudó enormemente a compenetrarnos de los estilos desde muy jóvenes”, cuenta este perfil del antiguo sitio de patrimonio cultural, nuestro.cl
Luego de terminar el colegio, en el año 1941, Sylvia creó el Coro Femenino Viña del Mar, con sus ex compañeras de los Sagrados Corazones. Luego de esta primera experiencia, creó un coro masculino compuesto de estudiantes de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. En 1945, con más experiencia, formó el primer coro mixto de la Universidad con tan sólo 22 años. Ahí se inspiró en repertorio renacentista, barroco y romántico.
En 1946, contrajo matrimonio con Gabriel Valdés, con quien se conoció gracias a la música. Gabriel, también de familia con amplia tradición musical, era cuñado del compositor Alfonso Letelier, quien a su vez era hermano de la reconocida cantante Carmen Luisa Letelier.
Durante este periodo de su vida formó el Octeto de Santiago, grupo vocal compuesto por ella, Blanca Valdés (sopranos), Margarita Valdés, Luz Errázuriz (contraltos), Sergio Ossa, Hernán Würth (tenores), Alfonso Letelier y Gabriel Valdés (bajos), que abordó básicamente repertorio de siglo XX. Este proyecto representó un amplio desafío para ella, acostumbrada a trabajar música del renacimiento, barroca y romántica. Con el octeto viajó a París, donde tuvo la oportunidad de estudiar composición y dirección coral en el Conservatorio de la capital francesa.
En 1960 ingresó a trabajar en la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde fue cofundadora del Conjunto de Música Antigua, en el que participaron importantes músicos de la época y con quienes viajaron por Estados Unidos, Perú, México, España, Francia, Italia, Yugoslavia, Rumania, Grecia y Rusia.
Tras el golpe militar de 1973 en Chile, se mudó a Estados Unidos y luego a Venezuela. Ahí conoció a José Antonio Abreu, creador del sistema de Orquestas Juveniles. Se radicó en este país para crear el conjunto de música antigua “Ars Musicae”.
En los años ochenta regresó a Chile, sin embargo, le costó adaptarse al país que había sufrido grandes cambios. Aún así, en 1981 creó un nuevo conjunto de música antigua en Concepción. Luego, en 1991, Sylvia creó la Corporación Cultural Instituto de Música de Santiago bajo el alero de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.
En 1997 recibió el Premio a la Crítica del Círculo de Críticos del Arte de Valparaíso, y al año siguiente se le otorgó la Medalla de la Música por el Consejo Chileno de la Música. Los años restantes de su vida se dedicó a la formación de jóvenes y el 2006 se mudó a Italia para dedicarse a la composición.
En 2009 volvió a Chile, donde falleció a los 96 años, dejando un gran legado para la música chilena.